CONJURO DEL TABACO PARA DESESPERAR, DOMINAR, HUMILLAR Y AMARRAR

 

Ofrezco los humos de este tabaco

a los 7 espíritus infernales,

por el espíritu de la gritona,

por el espíritu del cabrito negro,

por el espíritu vivo, alma, y materia de:

 (decir el nombre de la persona)

para que lo desesperes

y no lo dejes tener tranquilidad,

ni sosiego y piense solo en mí,

que me llamo:

(decir tu nombre).

Te busco como la gritona buscaba su hijo,

el cabrito negro te busca a ti

(decir el nombre de la persona).

Por todas partes,

te encontrará y te traerá hasta mi

desesperado y humillado de amor a mis pies.

 

Te conjuro:

(decir el nombre de la persona)

parte por parte,
coyuntura por coyuntura,
hasta llegar a tu miembro,
para que tu naturaleza no se pueda desarrollar
con ninguna otra mujer,
y solo en mí o en mi pensamiento
encuentres sosiego
y vengas desesperado a buscarme.

  Te conjuro:

(decir el nombre de la persona)
de la cabeza a los pies,
por la hora de tu nacimiento.

Te conjuro por los 9 meses
que estuviste en el vientre de tu madre

(decir el nombre de la madre).

Te conjuro de la cabeza a los pies
por la hora de tu comunión.

Tabaco que en humos te conviertes,
por la virtud que tienes,
y la que yo te confiero
para que te penetres en el alma y cuerpo de:

 (decir el nombre de la persona),

para que si durmiendo está, me sueñe,
que si caminando va,
en mi vea su sombra,
que si pensando esta,
a mí me añore,
que en su cara me vea y me nombre.

El humo ofrezco al ángel de la guarda de:

 (decir el nombre de la persona)
para que
(decir el nombre de la persona)
oiga mi voz donde quiera que esté.

Si tiene cabeza me piense,
si tiene ojos me mire,
si tiene nariz me huela,
si tiene boca me hable,
si tiene oídos me oiga,
si tiene corazón me quiera,
si tiene manos me toque,
si tiene pies me busque,
que no tenga gusto ni placer,
sino hasta que a mi lado este,
que no pueda ni con hombre ni mujer hablar,
ni en cama dormir,
ni en mesa comer,
sino pensando en mí que me llamo

(decir tu nombre).

Ven (decir el nombre de la persona)
que yo (decir tu nombre) te llamo.

Cuando vayas a hacer esta oración debes encender un tabaco y ponerlo en un cenicero hasta que se vaya consumiendo por si mismo. NO debes fumarlo, ya que es una ofrenda, solo deja que se consuma y que el humo se eleve para que los espíritus lo reciban. Si en vez de un cigarrillo puedes comprar tabaco en rama es el más adecuado para ofrendar ya que no tiene aditivos contaminantes y lo debes quemar en un carboncillo.

Desde la antigüedad el tabaco (Nicotiana tabacum L., Fam. Solanáceas) ha tenido un  uso especialmente ritual y se ha utilizado como ofrenda en una amplia gama de ritos y ceremonias por el valor mágico de esta planta.
 El uso ritual del tabaco corresponde a dos necesidades: de manera positiva es una ofrenda más que se entrega en los altares durante las ceremonias pero también se utiliza en rituales de purificación  para eliminar todo tipo de energías negativas.

En las ceremonias de los campesinos mayas se puede observar el uso ritual del tabacco (k'uuts) en diversas formas: Es muy común repartir cigarros durante las ceremonias de agradecimiento de la cosecha y de petición de la lluvia  a todos los participantes. Los cigarros deben ser encendidos durante la ceremonia en el recinto ceremonial. También se solían colocar hebras de tabaco al lado derecho de cada una de las jícaras que contienen la ofrenda.
 

 

Cuando se utilizan cigarros como ofrenda es necesario quitarles el filtro si lo llevan, en realidad antiguamente se utilizaban las hojas de esta planta en ceremonias para eliminar los malos vientos o para pedir lluvia.

Hay antiguos escritos en los que se hace mención del uso del tabaco, no solo para ofrendar en ritos propiciatorios, sino para atraer los dulce de la vida.

En rituales de purificación, el tabaco sirve como antídoto en ritos para alejar a las fuerzas malignas del terreno, donde se entierra para protegerlo. A la vez demuestra su poder en las "limpias" y en la santiguada de cada uno de los participantes de las ceremonias: mujeres, niños y hombres, e incluso los perros que van de cacería con sus dueños, son liberados de las fuerzas malignas mediante la aspersión de bebidas ceremoniales con un hisopo hecho de ramitas de sipilche y tabaco (en hojas o cigarros).